jueves, 6 de marzo de 2008

¡NO! Ellos no deben ser gordos.

Tienen miedo.
Les preocupa que sus hijos,
hayan salido a la tía,
es decir a mí,
y que sean gordos...

Los están cuidando para que eso no pase.
Porque no hay peor palabra,
en ese hogar, que "gordo".

Y yo lo soy.
Yo soy la tía, la hermana y la cuñada
de ese hogar.
Y soy gorda.
Cerda.
Ballena.
Obesa.
Vaca.
Exceso.
Sobrepeso.
Gordura.

Esribo en el bar y me brotan lágrimas.
No importa, si nadie me ve.
Nadie me registra.
El mozo está ocupado mirando un partido
por TV.
De mí le importa la propina o ni siquiera eso.
¡Qué contradicción!
Gorda e invisible a la vez.
Hay quienes pasan al lado de mí,
y ¡oh! no me saludan.
¿No me ven?
¡Puaj!
Saludar a un porcino.
¡Qué asco!

No hay comentarios: